* Por Stella Roque
Nota publicada en Revista Casa Linda
CL: Para empezar nos gustaría que nos cuenten acerca de su trayectoria, sus comienzos y quiénes son.
F.H: Bueno, Leonardo y yo nos
conocemos desde la facultad, ambos estudiamos arquitectura en la Fadu, en la
Universidad de Buenos Aires, y pertenecemos a la misma camada, con lo cual
tuvimos muchos cruces académicos durante la carrera; a partir de recibirnos
–cada uno con experiencias distintas–, coincidimos en Madrid. Leo estuvo un par
de años, yo también, nos hicimos muy amigos y descubrimos que teníamos
intereses en común en relación a cómo pensar la arquitectura. Luego, en 2006
decidimos regresar a Buenos Aires y montar el estudio. Para lo cual, varios
meses antes, de alguna manera, empezamos a allanar el camino y a contactar a
eventuales clientes; esto nos permitió llegar a Buenos Aires con algunos
encargos. A partir de ahí fue como la génesis del estudio que nos fue llevando
por distintos caminos hasta un poco donde estamos hoy parados, casi 20 años más
tarde.
LM: Agregaría que –como dice Fer–
el estudio nos fue llevando, no es que nosotros direccionamos a una
especialidad que hoy tenemos que es la hospitalidad, sino que incluso el primer
cliente que tuvimos fue casi un mecenas; en el 2006 éramos chicos y nos dieron
la oportunidad de renovar un montón de propiedades en una empresa americana,
hicimos muchísima experiencia hotelera con los departamentos de alquiler
temporario, por ejemplo. Ahí es como que –sin darnos cuenta– tomamos ese
camino, fuimos virando y experimentando cosas como propiedad horizontal, casas,
etc. Y en el 2014 tuvimos como una suerte de éxito internacional con un
proyecto que salió muy publicado y nos redireccionó, sobre todo, en el campo de
la gastronomía, que después devino en la hotelería y demás.
CS: Y cuando comenzaron, ¿cómo fue la forma de trabajo que implementaron
desde el inicio hasta ahora? Si nos pudieran explicar acerca del proceso
holístico unido con la forma de trabajo.
FH: No podemos dejar de lado la
formación que tuvimos como arquitectos y lo que nos interesa contar con cada
una de nuestras obras; como bien decís, tenemos un método de cómo abordar los
encargos que genera siempre resultados distintos con un método, tal vez,
similar. Es un método con el que nos sentimos cómodos, que es un poco el
interés hacia la arquitectura que queremos siempre volcar en nuestras obras.
Tal vez tiene que ver mucho con repensar los materiales, abstraerlos de su
estado natural; siempre nos resulta clave –como muchos de estos trabajos son de
arquitectura de interior– inventarnos una historia sobre lo que queremos contar.
Y esa historia traza el norte hacia el cual todos los proveedores y cada
especialista que interviene en el proceso de diseño, camina hacia ese punto.
LH: Es como que cada cliente
–como dice Fer– muchas veces viene con esa historia que está denominada “storytelling”;
a veces, el cliente llega con un mensaje poco claro, a veces no, pero siempre
hay algo por desarrollar y trabajar ahí. Y esto denominado “holístico” implica
una horizontalidad de disciplinas que se cruzan, dirigidas por una mentalidad
de arquitecto, constructiva. Tenemos una frase que es “nosotros no decoramos la
construcción sino que construimos la decoración”, porque hay algo de la palabra
“decoración” que no tiene nada que ver con lo que hacemos… Nosotros construimos
pieles internas para hacer una construcción de un edificio en la fachada,
también trabajamos de la misma forma con un sistema compositivo en lo que es el
interior. Pero volviendo a lo “holístico” al haber un montón de componentes que
hacen que ese “storytelling” llegue a su objetivo final, ese componente son
artistas, artesanos, diseñadores gráficos; es un montón de gente que
convocamos; todo estructurado por una línea que es la nuestra, pero esos
componentes forman parte de la idea, los invitamos a ser partícipes bajo este horizonte
que nosotros trazamos.
CL: Lo pienso con respecto a la literatura, hay que contar algo para que la historia suceda, un poco tiene que ver con eso. Cuentan una historia para poder llevar a cabo los proyectos que persiguen con los objetivos que están mencionando. ¿Hay otros objetivos más que persigan?
LM: También esta historia que
contamos cuando uno como arquitecto piensa un proyecto, de pronto, una casa en
un terreno, un edificio en un lote, bueno, ahí hay un montón de factores
externos que te ayudan a limitar las decisiones, la orientación, el sol, la
altura, lo que permite el código, lo que se puede, lo que no se puede; hay un
montón de limitantes que ayudan a modelar el producto. En el tipo de
arquitectura de interior que proponemos nosotros, muchas veces esas
condicionantes no existen porque son espacios vacíos a intervenir; entonces el
hecho de inventar el cuento es la manera que tenemos de ponerle una dirección, porque
si no el proyecto puede salir para cualquier lado. Es por esto que tener ese
horizonte ayuda a que todas las decisiones ya sabemos después por dónde van a
ir; decisiones estéticas, de materiales, de funcionalidad, de escala, etc. Y
además, hay algo que es importante, nosotros hacemos espacios públicos no
privados, ahí cambia mucho porque cuando nos invitaron a esta entrevista, vi el
nombre y me resultó pensar si estaremos dentro del target. Volviendo, lo residencial lleva una vestimenta que es
diferente a un espacio público donde todos buscan vivir una experiencia
diferente, entonces no es lo mismo estar en pijama en tu casa que estar con una
remera de diseño, un traje o lo que sea. Y a cada lugar lo tenemos que diseñar
a medida del tipo de público, y eso nos permite un abanico de oportunidades de
diferentes tipos de abordajes estéticos.
CL: En esto de contar una historia, ustedes tienen un lineamiento y van
al objetivo de lo que comentan. Se podría definir que son verdaderos creadores
de identidades de marcas, originan una propia identidad para cada proyecto que
realizan, pero al ser diferentes proyectos, todos tienen el mismo abordaje y la
misma línea.
FH: Es como el autor que tiene su
método, pero cada novela que escribe es distinta a la anterior. Entonces un
poco el paralelismo viene por ese lado.
CL: ¿Se consideran un estudio de arquitectura de vanguardia?
FH: La palabra “vanguardia” es
enorme, me alcanza con sentir que somos un estudio contemporáneo; no sé si de
avanzada o de vanguardia, o si estamos viendo cosas que otros no ven. Me siento
más cómodo con sentir que lo que hacemos nosotros –como mínimo– es súper
contemporáneo. Cada uno de los resultados distintos obtenidos, no somos para
nada un estudio que genera interiorismo tratando de imitar otras cosas o con un
resultado más escenográfico; lo que intentamos es siempre proponer
espacialidades temporarias, disruptivas.
LM: La palabra “vanguardia” es
muy pesada. Contemporáneo me suena más cómodo. De vanguardia siento que nos
pone en un lugar de ver algo que otros no ven y hay un montón de estudios muy
buenos que hacen cosas de vanguardia muy buenas. No serían los primeros que
utilizan esa palabra, pero sí es contemporáneo, buscamos todo el tiempo estar…
Si analizamos la palabra “vanguardia” es intentar estar más adelante de algo,
entonces en ese sentido sí hay una búsqueda que ansiamos todo el tiempo que con
determinados materiales queremos resolver determinada morfología con una
complejidad que difícil encontrar a alguien que lo pueda llevar adelante;
entonces tenemos que trabajar con proveedores que les exigimos ir mucho más allá
de lo standard. En ese sentido creo
que hay algo de vanguardia desde el estudio, sino el producto.
FH: Y también remarcar que no
somos un estudio que nos repetimos a nosotros mismos ni que miramos, por
supuesto que nos estamos alimentando de información, de tendencias y de cosas
que pasan, pero todo lo que generamos es producto de la reflexión y del proceso
de diseño que les contamos. Y de nuevo, jamás haríamos algo que imite ser otra
cosa o que suponga una copia de algo preexistente. En ese sentido, tal vez, la
vanguardia sirve con la idea de que creamos y ejecutamos nuestras propias
ideas.
CL: ¿Limita un poco la creatividad el tema de tantos reglamentos en una
construcción?
LM: Limita, también contiene y le
da un marco de orden a las cosas. Hay proyectos en lo que uno puede volar mucho
más y proyectos en los que mucho menos. Quizás un límite que sí veo, que nos
pasa a menudo, es que como utilizamos materiales, a veces, que no son
necesariamente del mundo de la arquitectura, de la solidez de la arquitectura,
telas, cartones…
CL: En el ambiente de la gastronomía tiene que estar el tema de la
seguridad.
LM: Bueno, sobre todo incendios,
entonces hay algo ahí que de repente tenemos que trabajar. Por ejemplo, hicimos
una disco y utilizamos unos ductos que son plásticos y se extienden, el
producto no es ignífugo, entonces tuvimos que ignifugarlo; sin embargo quisimos
proponerlo porque nos parecía algo que iba a dar con la forma que estábamos
buscando.
CL: ¿Usaron pintura ignífuga?
LM: En spray, sí. Digamos, las
normativas están para ser cumplidas y está muy bien que existan; entonces el
ejercicio es encontrar la vuelta para poder crearlo dentro de esas limitantes,
¿no? Sin duda, hay una que es la morfología versus el material. Porque a veces
tenés materiales que no le podés dar la morfología que querés, no encontrás, no
los podés deformar de la manera que lo imaginás. Entonces tenés que recurrir a
otros. Así que creo que la experiencia y el análisis de los limitantes son más
sobre el propio producto, el material en sí, que quizás lo que te propongan
algunos requerimientos de normativas.
CL: Y en cuanto a los espacios, es decir, al uso de la obra, que la
gente pueda circular, en la cocina, el cliente, eso también lo estudian, prevén
todo eso porque es la misión del cliente, ¿no? Si la obra realmente va a ser
útil.
FH: Los proyectos cuando se
encaran tienen como un camino más estético y de “storytelling”; y digamos como
creativo del universo que uno quiere reproducir y otro camino muy técnico, muy
duro, muy fuerte. Y si uno tiene la mecánica funcional, la circulación en los
espacios, lo que miden las cosas, los espesores van paralelo.
FH: Sí, sí, sí. Ninguno se
sostiene sin el otro. Si uno está muy valorado y el otro fracasa, el proyecto
fracasa y viceversa; por eso la labor del arquitecto de la cosa muy creativa y
de la cosa muy técnica va muy de la mano.
LM: Por ejemplo, nosotros estamos
trabajando con una cadena hotelera, que tiene un manual muy importante con un montón
de requerimientos funcionales, de materiales; son exigencias y las tenés que
tener en cuenta.
CL: Cuando hablan de estos dos caminos, tiene que ver con la “inspiración
onírica”, ¿de qué estarían hablando más allá de la creatividad?
LM: Quizás se ve no tanto en la
arquitectura en sí mismo, sino en instalaciones que vienen de la arquitectura;
entonces hay referentes muy interesantes donde trabajan otro tipo de
experiencias que la propia materialidad ofrece. Pero también hay otro universo
donde se conjugan sonidos, olores, luces, instalaciones artísticas que están
muchas veces desarrolladas por propios arquitectos… Ahí existe un mundo que
nosotros le llamamos “onírico” porque trasciende un montón de cosas, y lo que
nos pasa es que al ser una arquitectura de experiencia, tenemos que intentar
jugar con un montón de elementos que van más allá de lo estrictamente material;
entonces el segundo material que viene, que siempre lo tenemos que trabajar, es
la iluminación, es algo que no es palpable, y además cómo lo trabajás, como si
tiene que atravesar un velo y generar un tipo de luz, una chapa perforada, una
luz indirecta, más allá de ser lo tenue o no tenue, ¿no? Entonces lo “onírico” –para
nosotros– tiene que ver con esta conjunción de elementos sensoriales.
CL: Claro, no tiene que ver con los sueños. Si con lo onírico se
relaciona...
LM: Como hay mucha teatralidad en
el tipo de producto que hacemos, entonces el sueño, la teatralidad del arte y
la arquitectura, ahí es como un cóctel interesante. Y en algunos proyectos
mucho más que en otros, en gastronomía tal vez más que en los hoteleros. Hacemos
mucho trabajo de interiorismo para oficinas en relación al mundo de la
tecnología, entonces, bueno, cada uno tiene como su universo distinto, claro. Y
lo de la teatralidad como que da pie a conversar sobre la tecnología, porque
creo que esta nos viene a proponer algo que es cómo interactúa esto con la
persona y con el espacio.
FH: Entonces, es ahí donde lo que
nosotros hacemos, teniendo en cuenta que es comercial, es público y las
personas se visten de la forma que quieren para vivir esa vida fuera de lo que
es estrictamente un hogar. Hay un acting en
ese juego y nuestros espacios suelen ser como esos escenarios para toda esta
gente. Entonces, el mundo es un espacio. El mundo está instagrameado y muchos clientes vienen con esa demanda, son
exigencias que levantan muchísimo la vara. Vienen con muchas, cómo decirlo, expectativas
acá.
CL: Y otro concepto que le queremos preguntar es sobre el “proceso
multidisciplinar”, ¿a qué se refieren con esto?
FH: Y un poco tal vez en relación
a este enfoque holístico que hablábamos al principio. Quién, digamos, qué hace
que este sea un estudio de arquitectura, no solo con un enfoque de arquitecto,
sino con toda una ramificación de disciplinas, y de ahí el multidisciplinar que
interviene y alimenta con sus miradas los proyectos que vamos cocinando acá
adentro. Entonces, directores de arte, artesanos, escenógrafos, oficiales, pero
con un oficio súper especializado, diseñadores gráficos; toda esa mirada
creativa cada uno con su enfoque. Bueno, todos vamos como andando el mismo
sendero.
CL: Sería como un gran equipo.
LM: Exacto. Una orquesta donde
cada uno toca un instrumento. Y nosotros tenemos que estar como liderando para
que nadie esté más a tono que otro. Y todos tienen que estar equilibrados. Podemos
entrar en detalle en un montón de cosas, pero, por ejemplo, las tonalidades en
nuestros espacios intentan tener como un denominador que no sea un espacio que
grite, sino que tenga una tonalidad emparentada, no esté dentro de una paleta. Entonces
ves un espacio en tonos que van hacia un sepia, por ejemplo. No sé, esta borra
está roja. Pero hay tonos que son monocromos. Y buscamos que eso sea, por
ejemplo, un aspecto de equilibrio entre otras cosas.
FH: Y también con la
comunicación. Porque todos estos espacios comerciales requieren comunicación y branding; no es lo mismo diseñar para
una cadena de comida rápida, saludable, que te comunica por todos lados y te
abruma con información, que un espacio de alta hotelería. Entonces a nosotros
siempre nos gusta contar que al final cada una de estas disciplinas es como un
ecualizador, que algunos proyectos toman mucho más protagonismo que otros. En
algunos la arquitectura se relega a la comunicación, en otros la comunicación
se relega a la arquitectura; entonces el uso de los materiales y la iluminación
y todo lo que venimos charlando, ¿no? Depende mucho de cada producto en
particular.
CL: Conversando en esta grata entrevista me surge una duda. Que han venido
trabajando casi 20 años, quisiera preguntarles cómo han logrado estar juntos en
este proyecto, dado que a veces surgen problemas y hay diferencias; las
personas crecemos, cambiamos los gustos. ¿Cómo han hecho para ir evolucionando?
¿Cómo creen que lo han logrado?
FH: Yo creo que la respuesta ya
la diste, porque básicamente empezamos como muy buenos amigos. Y eso lo
mantenemos hasta el día de hoy. Entonces, primero eso. Y después cualquier
discusión de trabajo. En un equipo de trabajo siempre hay puntos de vista e
ideas distintas y sobre todo en el aspecto creativo. Pero nada que no podamos
resolver con un café o una cerveza al día siguiente…
LM: Bueno, eso. Eso es claro. El
espacio que uno se pueda dar fuera de lo que es estrictamente el trabajo. Es un
ejercicio que intentamos conservar a pesar del tiempo. Es salir y vamos a tomar,
a hablar. Incluso en los momentos de almuerzo hablamos de la vida. No hablamos
de trabajo. Y después la confianza. Es una confianza ciega. Eso es fundamental.
CL: A través de los valores que tienen como personas o como socios
lograron que el estudio de arquitectura, durante tanto tiempo, haya crecido de
esta manera. Hemos visto las notas en las redes, todas las entrevistas, los
premios, los méritos... Pero todo eso requiere de un trabajo no solo profesional,
sino también de los valores.
FH: Seguramente tenga que ver con
eso. Y también tenemos muy claro que el estudio de arquitectura es un barco en
el que estamos los dos. Remando todos los días. Y si uno rema más que el otro,
es incómodo. Y entonces nos despertamos todos los días con ganas de venir a
remar el barco. A veces el barco es como una canoíta. A veces se agranda, otras
se vuelve a achicar. Pero sabemos que es un barco y que si los dos nos remamos
se va a hundir pronto. Y que el camino es para allá. Y bueno, después el
destino dirá…
LM: El camino, eso es clave. El
camino es tener en cuenta el horizonte. Porque, de vuelta, terminamos siendo un
estudio especializado en algo. Y donde nos pasa que diversificamos, ahí se
pueden producir problemas. Se equilibra todo porque tenemos como todo una forma
de trabajar muy aceitada que nos interesa y divierte hacer. Eso es lo que nos
pasa. Nos divierte mucho esto.
FH: Y también porque la amistad,
los valores, etc. Y la disciplina. O sea, somos muy trabajadores. Nos gusta lo
que hacemos. Y bueno, si después de 20 años todas las mañanas te despertás
haciendo lo mismo en algún momento y más o menos le agarrás una experiencia. Entonces,
no es que somos unos genios que nos iluminamos. No. Nos despertamos todos los
días para venir a trabajar, nos gusta lo que hacemos y le ponemos entusiasmo. Y
con esa humildad fuimos creciendo. Es eso.
LM: Es clave la pasión y la
curiosidad, el interés por no quedarse con lo sencillo, porque se trata de que
acá nos tocan la puerta marcas que, en general, vienen a buscar algo diferente,
que dicen “bueno, quiero renovar mi imagen que está vetusta, entonces buscamos
a alquien que tenga creatividad para hacerlo”. Pero después resulta que esa marca
se desarrolla y hay que repetir ese mismo esquema; ahí es donde nosotros
trabajamos para no repetirnos tanto para que cada local tenga una
diferenciación y todo el tiempo tener una búsqueda, un valor agregado; así que
eso es parte del aprendizaje de mejorar, de estar todo el tiempo con una
inquietud extra en la cabeza.
CL: ¿Nos podrían contar acerca de los premios/méritos que obtuvieron?
¿Quisieran contarnos sobre alguno que les haya quedado una experiencia
memorable?
FH: Otro de los valores es la
humildad en esto de los valores que hablábamos. Los premios, por supuesto,
siempre son una alegría, son más un mimo y un reconocimiento al trabajo hecho,
y tal vez una excusa para promocionar nuestra marca de alguna manera; entonces
nosotros también hacemos mucho uso de la comunicación en redes. En este sentido
los premios son ese reconocimiento que nos gusta salir a contar porque es una
red que tirás a las redes y nunca sabés el poder de expansión que tiene eso.
LM: Hay algo que para nosotros es
importante, uno hace este tipo de trabajos y lo que busca es qué pensarán los
colegas de lo que hacemos, a nosotros nos gusta que nos valide un colega, eso es
un honor, la mirada de gente que se especializa, entiende del tema. Este tipo
de premios, en general, tiene un jurado que tiene colegas, por lo tanto tiene
operadores del mundo hotelero, gastronómico, incluso artistas, diseñadores de
otra índole, entonces para nosotros es importante que gente que está en otras
latitudes poder mostrarle y a ver cuál es la retribución y devolución que
capturamos de eso. Y por otro tomar conocimiento de lo que pasa en el mundo; es
un ida y vuelta, participar en concursos permite conocer qué se está haciendo
en otros lugares, quiénes son los que están a la vanguardia a nivel global, y
eso hace que uno se retroalimente en la participación… Y creo que contestando
directo a tu pregunta, cuáles son los premios como que más nos haya marcado.
Creo que tenemos varios. Los que nos gustan más son los de trayectoria, están
buenos porque no es solamente una obra. Tuvimos dos premios de trayectoria. Uno
por Architizer, que es una plataforma
que está fundada en Estados Unidos, en Nueva York; tiene muy buen jurado y es
muy interesante la calidad del producto arquitectónico que promueve. Ellos nos
reconocieron por la trayectoria hace un par de años, y hace dos años fuimos a
participar a Bilbao por trayectoria con otra plataforma, también muy buena.
FH: También una que nos impulsó
un poco que fue muy mediática localmente fue un premio que fuimos a recibir a
Londrés, fue un premio que tuvo mucha repercusión mediática, no especializada,
entonces eso generó una difusión masiva que estuvo bueno.
LM: En el CV pueden ver en
detalle, como para no aburrir con eso, pero, por suerte, todos los años tenemos
algún tipo de reconocimiento; nos presentamos en estos concursos para validar
lo que hacemos y estamos con viento de cola.
CS: ¿Les sucedió alguna vez que un proyecto o idea no le gustó al
cliente y tuvieron que cambiar el concepto? De esto me urge preguntarles, ¿cómo
llegan a interpretar lo que quiere el cliente?
FH: Un poco funciona como lo
contás, el cliente que nos viene a ver, que tiene ya tan claro lo que quiere,
es el cliente más difícil porque al final para qué nos viene a ver, si tiene
tan claro lo que quiere; entonces es un proceso de desandar su idea ya
estructurada para nosotros poder proponer, y ese es como un ejercicio difícil
en muchos casos y pasa un montón, sobre todo ahora con las redes, es muy fácil
jugar al arquitecto, te metés en un par de plataformas y “me gusta esto”. Muchas
veces el cliente cree que haciendo un cóctel con cinco imágenes sale un
proyecto y claramente nuestro trabajo es hacerles entender que no, que hay
mucha reflexión por detrás y para eso se está sentando en una mesa con un estudio
de arquitectura; ese es todo un proceso con el cual ya estamos muy habituados.
A medida que fueron pasando los años, los clientes que nos vienen a ver ya
saben un poco el proceso de trabajo o el tipo de arquitectura con el que
–eventualmente– se van a encontrar cuando entran al estudio, entonces están un
poco más abiertos o receptivos a nuestra devolución. No es que viene un cliente
y a los cuatro meses les decimos “este es el proyecto”, sino que es un trabajo
–en principio– muy en conjunto con el cliente para ir encontrando el camino
porque si después hay que retroceder, hay que hacerlo desde el final hasta el
principio, sino, tal vez, tres escalones. Y eso es un proceso muy frecuente.
Entonces no es que pasa que llegamos al final y al cliente no le gustó, sino
que hay que ir tripulando en conjunto hasta que despega y después ya va solo.
LM: Hay algo también que es así
como vienen con muchas expectativas, vienen confiados en lo que les podemos
llegar a decir, eso, nos creen, ven la trayectoria, nos da muchísimos
argumentos suficientes como para decir “me dejo llevar por esta gente que
entiende”. También eso remite a la especialidad, cuando uno tiene una
especialidad es confianza y eso ayuda un montón. Y no es tan opinable porque
acá hay como un mundo muy fantástico donde uno recrea cosas y lo que vienen a
buscar es creatividad; no vienen a buscar tener un living con una ventana que
mira… porque eso sí es una demanda muy clara en un cliente; esto es otra cosa,
acá hay un universo en donde el cliente no está tan seguro de lo que quiere. Sí
tiene como límite algunas referencias, pero después son los menos por suerte, y
después nuestro ejercicio es saber llevarlos.
FH: También transmitirles
confianza, confiados que va por acá. Es igual que como te sentás en el
consultorio del médico, acá pasa algo parecido, es un poco lo mismo.
CS: Como para ir cerrando, nos gustaría consultarles, ¿qué proyectos
tienen pensados para este 2024?
FH: Estamos generando un cambio
de escala. De pronto estamos relacionados a proyectos hoteleros muy grandes, en
proceso de desarrollo. También es lindo que se nos están empezando a acercar
clientes en relación al espectáculo o la espectacularidad del producto por
fuera de lo hotelero o gastronómico, espacios de concierto, discotecas.
Entonces, en ese sentido, el estudio está como abriendo la posibilidad de
explorar caminos nuevos, entonces ir alimentando eso está bueno. Y esto nos
está pasando ahora. Tienen la primicia.
LM: Cuando uno crea un espacio
que requiere y necesita de vivirse una experiencia y bueno entra todo lo que
sea comercial en el sentido de querer vender el espacio; entonces –como dice
Fer–, edificios, torres que necesitan un concepto, son edificios que necesitan
de un amenity activo, que lo que se
viva ahí es como lo que pueda pasar en un hotel; todo lo que es la estética que
pueda ocurrir en ese edificio se activa de la misma forma que se puede vivir un
restaurante. Por ejemplo, Osten, ahora está Osten Tower, todo lo que pasa en un
lugar ahora tenemos el ejercicio de llevarlo a un edificio, después están los
espacios comunes, los interiores. Por eso es medio esta versión de hoteles, del
ejercicio que hicimos con los hoteles lo hicimos con el espacio residencial
pero sobre áreas comunes.
FH: Estamos relacionados con el
mundo hotelero de grandes cadenas que nos empiezan a descubrir y empezando a
hacer los primeros ensayos juntos.
CS: ¿De qué manera las empresas pueden acercarse o comunicarse para
acercarles un proyecto?
LM: Por mail está bien.
FH: En el Instagram y en la
página web.
“La buena arquitectura es abierta, abierta a la vida, abierta a mejorar
la libertad de cualquier persona, donde cualquiera puede hacer lo que necesita
hacer” (Anne Lacaton).
Hitzig Militello Arquitectos:
T: +5411-47738658
@: hma@estudiohma.com
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