“El camino es tener en cuenta el horizonte”


* Por Stella Roque

Nota publicada en Revista Casa Linda

En esta oportunidad estamos entrevistando a Fernando Hitzig y Leonardo Militello, arquitectos y socios fundadores, que cuentan con un gran reconocimiento internacional por sus conceptos y trabajos ejecutados

CL: Para empezar nos gustaría que nos cuenten acerca de su trayectoria, sus comienzos y quiénes son. 

F.H: Bueno, Leonardo y yo nos conocemos desde la facultad, ambos estudiamos arquitectura en la Fadu, en la Universidad de Buenos Aires, y pertenecemos a la misma camada, con lo cual tuvimos muchos cruces académicos durante la carrera; a partir de recibirnos –cada uno con experiencias distintas–, coincidimos en Madrid. Leo estuvo un par de años, yo también, nos hicimos muy amigos y descubrimos que teníamos intereses en común en relación a cómo pensar la arquitectura. Luego, en 2006 decidimos regresar a Buenos Aires y montar el estudio. Para lo cual, varios meses antes, de alguna manera, empezamos a allanar el camino y a contactar a eventuales clientes; esto nos permitió llegar a Buenos Aires con algunos encargos. A partir de ahí fue como la génesis del estudio que nos fue llevando por distintos caminos hasta un poco donde estamos hoy parados, casi 20 años más tarde.

LM: Agregaría que –como dice Fer– el estudio nos fue llevando, no es que nosotros direccionamos a una especialidad que hoy tenemos que es la hospitalidad, sino que incluso el primer cliente que tuvimos fue casi un mecenas; en el 2006 éramos chicos y nos dieron la oportunidad de renovar un montón de propiedades en una empresa americana, hicimos muchísima experiencia hotelera con los departamentos de alquiler temporario, por ejemplo. Ahí es como que –sin darnos cuenta– tomamos ese camino, fuimos virando y experimentando cosas como propiedad horizontal, casas, etc. Y en el 2014 tuvimos como una suerte de éxito internacional con un proyecto que salió muy publicado y nos redireccionó, sobre todo, en el campo de la gastronomía, que después devino en la hotelería y demás.

CS: Y cuando comenzaron, ¿cómo fue la forma de trabajo que implementaron desde el inicio hasta ahora? Si nos pudieran explicar acerca del proceso holístico unido con la forma de trabajo.

FH: No podemos dejar de lado la formación que tuvimos como arquitectos y lo que nos interesa contar con cada una de nuestras obras; como bien decís, tenemos un método de cómo abordar los encargos que genera siempre resultados distintos con un método, tal vez, similar. Es un método con el que nos sentimos cómodos, que es un poco el interés hacia la arquitectura que queremos siempre volcar en nuestras obras. Tal vez tiene que ver mucho con repensar los materiales, abstraerlos de su estado natural; siempre nos resulta clave –como muchos de estos trabajos son de arquitectura de interior– inventarnos una historia sobre lo que queremos contar. Y esa historia traza el norte hacia el cual todos los proveedores y cada especialista que interviene en el proceso de diseño, camina hacia ese punto.

LH: Es como que cada cliente –como dice Fer– muchas veces viene con esa historia que está denominada “storytelling”; a veces, el cliente llega con un mensaje poco claro, a veces no, pero siempre hay algo por desarrollar y trabajar ahí. Y esto denominado “holístico” implica una horizontalidad de disciplinas que se cruzan, dirigidas por una mentalidad de arquitecto, constructiva. Tenemos una frase que es “nosotros no decoramos la construcción sino que construimos la decoración”, porque hay algo de la palabra “decoración” que no tiene nada que ver con lo que hacemos… Nosotros construimos pieles internas para hacer una construcción de un edificio en la fachada, también trabajamos de la misma forma con un sistema compositivo en lo que es el interior. Pero volviendo a lo “holístico” al haber un montón de componentes que hacen que ese “storytelling” llegue a su objetivo final, ese componente son artistas, artesanos, diseñadores gráficos; es un montón de gente que convocamos; todo estructurado por una línea que es la nuestra, pero esos componentes forman parte de la idea, los invitamos a ser partícipes bajo este horizonte que nosotros trazamos.

CL: Lo pienso con respecto a la literatura, hay que contar algo para que la historia suceda, un poco tiene que ver con eso. Cuentan una historia para poder llevar a cabo los proyectos que persiguen con los objetivos que están mencionando. ¿Hay otros objetivos más que persigan?

LM: También esta historia que contamos cuando uno como arquitecto piensa un proyecto, de pronto, una casa en un terreno, un edificio en un lote, bueno, ahí hay un montón de factores externos que te ayudan a limitar las decisiones, la orientación, el sol, la altura, lo que permite el código, lo que se puede, lo que no se puede; hay un montón de limitantes que ayudan a modelar el producto. En el tipo de arquitectura de interior que proponemos nosotros, muchas veces esas condicionantes no existen porque son espacios vacíos a intervenir; entonces el hecho de inventar el cuento es la manera que tenemos de ponerle una dirección, porque si no el proyecto puede salir para cualquier lado. Es por esto que tener ese horizonte ayuda a que todas las decisiones ya sabemos después por dónde van a ir; decisiones estéticas, de materiales, de funcionalidad, de escala, etc. Y además, hay algo que es importante, nosotros hacemos espacios públicos no privados, ahí cambia mucho porque cuando nos invitaron a esta entrevista, vi el nombre y me resultó pensar si estaremos dentro del target. Volviendo, lo residencial lleva una vestimenta que es diferente a un espacio público donde todos buscan vivir una experiencia diferente, entonces no es lo mismo estar en pijama en tu casa que estar con una remera de diseño, un traje o lo que sea. Y a cada lugar lo tenemos que diseñar a medida del tipo de público, y eso nos permite un abanico de oportunidades de diferentes tipos de abordajes estéticos.

CL: En esto de contar una historia, ustedes tienen un lineamiento y van al objetivo de lo que comentan. Se podría definir que son verdaderos creadores de identidades de marcas, originan una propia identidad para cada proyecto que realizan, pero al ser diferentes proyectos, todos tienen el mismo abordaje y la misma línea.

FH: Es como el autor que tiene su método, pero cada novela que escribe es distinta a la anterior. Entonces un poco el paralelismo viene por ese lado.

CL: ¿Se consideran un estudio de arquitectura de vanguardia?

FH: La palabra “vanguardia” es enorme, me alcanza con sentir que somos un estudio contemporáneo; no sé si de avanzada o de vanguardia, o si estamos viendo cosas que otros no ven. Me siento más cómodo con sentir que lo que hacemos nosotros –como mínimo– es súper contemporáneo. Cada uno de los resultados distintos obtenidos, no somos para nada un estudio que genera interiorismo tratando de imitar otras cosas o con un resultado más escenográfico; lo que intentamos es siempre proponer espacialidades temporarias, disruptivas.

LM: La palabra “vanguardia” es muy pesada. Contemporáneo me suena más cómodo. De vanguardia siento que nos pone en un lugar de ver algo que otros no ven y hay un montón de estudios muy buenos que hacen cosas de vanguardia muy buenas. No serían los primeros que utilizan esa palabra, pero sí es contemporáneo, buscamos todo el tiempo estar… Si analizamos la palabra “vanguardia” es intentar estar más adelante de algo, entonces en ese sentido sí hay una búsqueda que ansiamos todo el tiempo que con determinados materiales queremos resolver determinada morfología con una complejidad que difícil encontrar a alguien que lo pueda llevar adelante; entonces tenemos que trabajar con proveedores que les exigimos ir mucho más allá de lo standard. En ese sentido creo que hay algo de vanguardia desde el estudio, sino el producto.

FH: Y también remarcar que no somos un estudio que nos repetimos a nosotros mismos ni que miramos, por supuesto que nos estamos alimentando de información, de tendencias y de cosas que pasan, pero todo lo que generamos es producto de la reflexión y del proceso de diseño que les contamos. Y de nuevo, jamás haríamos algo que imite ser otra cosa o que suponga una copia de algo preexistente. En ese sentido, tal vez, la vanguardia sirve con la idea de que creamos y ejecutamos nuestras propias ideas.

CL: ¿Limita un poco la creatividad el tema de tantos reglamentos en una construcción?

LM: Limita, también contiene y le da un marco de orden a las cosas. Hay proyectos en lo que uno puede volar mucho más y proyectos en los que mucho menos. Quizás un límite que sí veo, que nos pasa a menudo, es que como utilizamos materiales, a veces, que no son necesariamente del mundo de la arquitectura, de la solidez de la arquitectura, telas, cartones…

CL: En el ambiente de la gastronomía tiene que estar el tema de la seguridad.   

LM: Bueno, sobre todo incendios, entonces hay algo ahí que de repente tenemos que trabajar. Por ejemplo, hicimos una disco y utilizamos unos ductos que son plásticos y se extienden, el producto no es ignífugo, entonces tuvimos que ignifugarlo; sin embargo quisimos proponerlo porque nos parecía algo que iba a dar con la forma que estábamos buscando.

CL: ¿Usaron pintura ignífuga?

LM: En spray, sí. Digamos, las normativas están para ser cumplidas y está muy bien que existan; entonces el ejercicio es encontrar la vuelta para poder crearlo dentro de esas limitantes, ¿no? Sin duda, hay una que es la morfología versus el material. Porque a veces tenés materiales que no le podés dar la morfología que querés, no encontrás, no los podés deformar de la manera que lo imaginás. Entonces tenés que recurrir a otros. Así que creo que la experiencia y el análisis de los limitantes son más sobre el propio producto, el material en sí, que quizás lo que te propongan algunos requerimientos de normativas.

CL: Y en cuanto a los espacios, es decir, al uso de la obra, que la gente pueda circular, en la cocina, el cliente, eso también lo estudian, prevén todo eso porque es la misión del cliente, ¿no? Si la obra realmente va a ser útil.

FH: Los proyectos cuando se encaran tienen como un camino más estético y de “storytelling”; y digamos como creativo del universo que uno quiere reproducir y otro camino muy técnico, muy duro, muy fuerte. Y si uno tiene la mecánica funcional, la circulación en los espacios, lo que miden las cosas, los espesores van paralelo.

 CL: Los escalones, los declives, todo.

FH: Sí, sí, sí. Ninguno se sostiene sin el otro. Si uno está muy valorado y el otro fracasa, el proyecto fracasa y viceversa; por eso la labor del arquitecto de la cosa muy creativa y de la cosa muy técnica va muy de la mano.

LM: Por ejemplo, nosotros estamos trabajando con una cadena hotelera, que tiene un manual muy importante con un montón de requerimientos funcionales, de materiales; son exigencias y las tenés que tener en cuenta.

CL: Cuando hablan de estos dos caminos, tiene que ver con la “inspiración onírica”, ¿de qué estarían hablando más allá de la creatividad?

LM: Quizás se ve no tanto en la arquitectura en sí mismo, sino en instalaciones que vienen de la arquitectura; entonces hay referentes muy interesantes donde trabajan otro tipo de experiencias que la propia materialidad ofrece. Pero también hay otro universo donde se conjugan sonidos, olores, luces, instalaciones artísticas que están muchas veces desarrolladas por propios arquitectos… Ahí existe un mundo que nosotros le llamamos “onírico” porque trasciende un montón de cosas, y lo que nos pasa es que al ser una arquitectura de experiencia, tenemos que intentar jugar con un montón de elementos que van más allá de lo estrictamente material; entonces el segundo material que viene, que siempre lo tenemos que trabajar, es la iluminación, es algo que no es palpable, y además cómo lo trabajás, como si tiene que atravesar un velo y generar un tipo de luz, una chapa perforada, una luz indirecta, más allá de ser lo tenue o no tenue, ¿no? Entonces lo “onírico” –para nosotros– tiene que ver con esta conjunción de elementos sensoriales.

CL: Claro, no tiene que ver con los sueños. Si con lo onírico se relaciona...

LM: Como hay mucha teatralidad en el tipo de producto que hacemos, entonces el sueño, la teatralidad del arte y la arquitectura, ahí es como un cóctel interesante. Y en algunos proyectos mucho más que en otros, en gastronomía tal vez más que en los hoteleros. Hacemos mucho trabajo de interiorismo para oficinas en relación al mundo de la tecnología, entonces, bueno, cada uno tiene como su universo distinto, claro. Y lo de la teatralidad como que da pie a conversar sobre la tecnología, porque creo que esta nos viene a proponer algo que es cómo interactúa esto con la persona y con el espacio.

FH: Entonces, es ahí donde lo que nosotros hacemos, teniendo en cuenta que es comercial, es público y las personas se visten de la forma que quieren para vivir esa vida fuera de lo que es estrictamente un hogar. Hay un acting en ese juego y nuestros espacios suelen ser como esos escenarios para toda esta gente. Entonces, el mundo es un espacio. El mundo está instagrameado y muchos clientes vienen con esa demanda, son exigencias que levantan muchísimo la vara. Vienen con muchas, cómo decirlo, expectativas acá.

CL: Y otro concepto que le queremos preguntar es sobre el “proceso multidisciplinar”, ¿a qué se refieren con esto?

FH: Y un poco tal vez en relación a este enfoque holístico que hablábamos al principio. Quién, digamos, qué hace que este sea un estudio de arquitectura, no solo con un enfoque de arquitecto, sino con toda una ramificación de disciplinas, y de ahí el multidisciplinar que interviene y alimenta con sus miradas los proyectos que vamos cocinando acá adentro. Entonces, directores de arte, artesanos, escenógrafos, oficiales, pero con un oficio súper especializado, diseñadores gráficos; toda esa mirada creativa cada uno con su enfoque. Bueno, todos vamos como andando el mismo sendero.

CL: Sería como un gran equipo.

LM: Exacto. Una orquesta donde cada uno toca un instrumento. Y nosotros tenemos que estar como liderando para que nadie esté más a tono que otro. Y todos tienen que estar equilibrados. Podemos entrar en detalle en un montón de cosas, pero, por ejemplo, las tonalidades en nuestros espacios intentan tener como un denominador que no sea un espacio que grite, sino que tenga una tonalidad emparentada, no esté dentro de una paleta. Entonces ves un espacio en tonos que van hacia un sepia, por ejemplo. No sé, esta borra está roja. Pero hay tonos que son monocromos. Y buscamos que eso sea, por ejemplo, un aspecto de equilibrio entre otras cosas.

FH: Y también con la comunicación. Porque todos estos espacios comerciales requieren comunicación y branding; no es lo mismo diseñar para una cadena de comida rápida, saludable, que te comunica por todos lados y te abruma con información, que un espacio de alta hotelería. Entonces a nosotros siempre nos gusta contar que al final cada una de estas disciplinas es como un ecualizador, que algunos proyectos toman mucho más protagonismo que otros. En algunos la arquitectura se relega a la comunicación, en otros la comunicación se relega a la arquitectura; entonces el uso de los materiales y la iluminación y todo lo que venimos charlando, ¿no? Depende mucho de cada producto en particular.

CL: Conversando en esta grata entrevista me surge una duda. Que han venido trabajando casi 20 años, quisiera preguntarles cómo han logrado estar juntos en este proyecto, dado que a veces surgen problemas y hay diferencias; las personas crecemos, cambiamos los gustos. ¿Cómo han hecho para ir evolucionando? ¿Cómo creen que lo han logrado?

FH: Yo creo que la respuesta ya la diste, porque básicamente empezamos como muy buenos amigos. Y eso lo mantenemos hasta el día de hoy. Entonces, primero eso. Y después cualquier discusión de trabajo. En un equipo de trabajo siempre hay puntos de vista e ideas distintas y sobre todo en el aspecto creativo. Pero nada que no podamos resolver con un café o una cerveza al día siguiente…

LM: Bueno, eso. Eso es claro. El espacio que uno se pueda dar fuera de lo que es estrictamente el trabajo. Es un ejercicio que intentamos conservar a pesar del tiempo. Es salir y vamos a tomar, a hablar. Incluso en los momentos de almuerzo hablamos de la vida. No hablamos de trabajo. Y después la confianza. Es una confianza ciega. Eso es fundamental.

CL: A través de los valores que tienen como personas o como socios lograron que el estudio de arquitectura, durante tanto tiempo, haya crecido de esta manera. Hemos visto las notas en las redes, todas las entrevistas, los premios, los méritos... Pero todo eso requiere de un trabajo no solo profesional, sino también de los valores.

FH: Seguramente tenga que ver con eso. Y también tenemos muy claro que el estudio de arquitectura es un barco en el que estamos los dos. Remando todos los días. Y si uno rema más que el otro, es incómodo. Y entonces nos despertamos todos los días con ganas de venir a remar el barco. A veces el barco es como una canoíta. A veces se agranda, otras se vuelve a achicar. Pero sabemos que es un barco y que si los dos nos remamos se va a hundir pronto. Y que el camino es para allá. Y bueno, después el destino dirá…

LM: El camino, eso es clave. El camino es tener en cuenta el horizonte. Porque, de vuelta, terminamos siendo un estudio especializado en algo. Y donde nos pasa que diversificamos, ahí se pueden producir problemas. Se equilibra todo porque tenemos como todo una forma de trabajar muy aceitada que nos interesa y divierte hacer. Eso es lo que nos pasa. Nos divierte mucho esto.

FH: Y también porque la amistad, los valores, etc. Y la disciplina. O sea, somos muy trabajadores. Nos gusta lo que hacemos. Y bueno, si después de 20 años todas las mañanas te despertás haciendo lo mismo en algún momento y más o menos le agarrás una experiencia. Entonces, no es que somos unos genios que nos iluminamos. No. Nos despertamos todos los días para venir a trabajar, nos gusta lo que hacemos y le ponemos entusiasmo. Y con esa humildad fuimos creciendo. Es eso.

LM: Es clave la pasión y la curiosidad, el interés por no quedarse con lo sencillo, porque se trata de que acá nos tocan la puerta marcas que, en general, vienen a buscar algo diferente, que dicen “bueno, quiero renovar mi imagen que está vetusta, entonces buscamos a alquien que tenga creatividad para hacerlo”. Pero después resulta que esa marca se desarrolla y hay que repetir ese mismo esquema; ahí es donde nosotros trabajamos para no repetirnos tanto para que cada local tenga una diferenciación y todo el tiempo tener una búsqueda, un valor agregado; así que eso es parte del aprendizaje de mejorar, de estar todo el tiempo con una inquietud extra en la cabeza.

CL: ¿Nos podrían contar acerca de los premios/méritos que obtuvieron? ¿Quisieran contarnos sobre alguno que les haya quedado una experiencia memorable?

FH: Otro de los valores es la humildad en esto de los valores que hablábamos. Los premios, por supuesto, siempre son una alegría, son más un mimo y un reconocimiento al trabajo hecho, y tal vez una excusa para promocionar nuestra marca de alguna manera; entonces nosotros también hacemos mucho uso de la comunicación en redes. En este sentido los premios son ese reconocimiento que nos gusta salir a contar porque es una red que tirás a las redes y nunca sabés el poder de expansión que tiene eso.

LM: Hay algo que para nosotros es importante, uno hace este tipo de trabajos y lo que busca es qué pensarán los colegas de lo que hacemos, a nosotros nos gusta que nos valide un colega, eso es un honor, la mirada de gente que se especializa, entiende del tema. Este tipo de premios, en general, tiene un jurado que tiene colegas, por lo tanto tiene operadores del mundo hotelero, gastronómico, incluso artistas, diseñadores de otra índole, entonces para nosotros es importante que gente que está en otras latitudes poder mostrarle y a ver cuál es la retribución y devolución que capturamos de eso. Y por otro tomar conocimiento de lo que pasa en el mundo; es un ida y vuelta, participar en concursos permite conocer qué se está haciendo en otros lugares, quiénes son los que están a la vanguardia a nivel global, y eso hace que uno se retroalimente en la participación… Y creo que contestando directo a tu pregunta, cuáles son los premios como que más nos haya marcado. Creo que tenemos varios. Los que nos gustan más son los de trayectoria, están buenos porque no es solamente una obra. Tuvimos dos premios de trayectoria. Uno por Architizer, que es una plataforma que está fundada en Estados Unidos, en Nueva York; tiene muy buen jurado y es muy interesante la calidad del producto arquitectónico que promueve. Ellos nos reconocieron por la trayectoria hace un par de años, y hace dos años fuimos a participar a Bilbao por trayectoria con otra plataforma, también muy buena.

FH: También una que nos impulsó un poco que fue muy mediática localmente fue un premio que fuimos a recibir a Londrés, fue un premio que tuvo mucha repercusión mediática, no especializada, entonces eso generó una difusión masiva que estuvo bueno.

LM: En el CV pueden ver en detalle, como para no aburrir con eso, pero, por suerte, todos los años tenemos algún tipo de reconocimiento; nos presentamos en estos concursos para validar lo que hacemos y estamos con viento de cola.

CS: ¿Les sucedió alguna vez que un proyecto o idea no le gustó al cliente y tuvieron que cambiar el concepto? De esto me urge preguntarles, ¿cómo llegan a interpretar lo que quiere el cliente?

FH: Un poco funciona como lo contás, el cliente que nos viene a ver, que tiene ya tan claro lo que quiere, es el cliente más difícil porque al final para qué nos viene a ver, si tiene tan claro lo que quiere; entonces es un proceso de desandar su idea ya estructurada para nosotros poder proponer, y ese es como un ejercicio difícil en muchos casos y pasa un montón, sobre todo ahora con las redes, es muy fácil jugar al arquitecto, te metés en un par de plataformas y “me gusta esto”. Muchas veces el cliente cree que haciendo un cóctel con cinco imágenes sale un proyecto y claramente nuestro trabajo es hacerles entender que no, que hay mucha reflexión por detrás y para eso se está sentando en una mesa con un estudio de arquitectura; ese es todo un proceso con el cual ya estamos muy habituados. A medida que fueron pasando los años, los clientes que nos vienen a ver ya saben un poco el proceso de trabajo o el tipo de arquitectura con el que –eventualmente– se van a encontrar cuando entran al estudio, entonces están un poco más abiertos o receptivos a nuestra devolución. No es que viene un cliente y a los cuatro meses les decimos “este es el proyecto”, sino que es un trabajo –en principio– muy en conjunto con el cliente para ir encontrando el camino porque si después hay que retroceder, hay que hacerlo desde el final hasta el principio, sino, tal vez, tres escalones. Y eso es un proceso muy frecuente. Entonces no es que pasa que llegamos al final y al cliente no le gustó, sino que hay que ir tripulando en conjunto hasta que despega y después ya va solo.

LM: Hay algo también que es así como vienen con muchas expectativas, vienen confiados en lo que les podemos llegar a decir, eso, nos creen, ven la trayectoria, nos da muchísimos argumentos suficientes como para decir “me dejo llevar por esta gente que entiende”. También eso remite a la especialidad, cuando uno tiene una especialidad es confianza y eso ayuda un montón. Y no es tan opinable porque acá hay como un mundo muy fantástico donde uno recrea cosas y lo que vienen a buscar es creatividad; no vienen a buscar tener un living con una ventana que mira… porque eso sí es una demanda muy clara en un cliente; esto es otra cosa, acá hay un universo en donde el cliente no está tan seguro de lo que quiere. Sí tiene como límite algunas referencias, pero después son los menos por suerte, y después nuestro ejercicio es saber llevarlos.

FH: También transmitirles confianza, confiados que va por acá. Es igual que como te sentás en el consultorio del médico, acá pasa algo parecido, es un poco lo mismo.

CS: Como para ir cerrando, nos gustaría consultarles, ¿qué proyectos tienen pensados para este 2024?

FH: Estamos generando un cambio de escala. De pronto estamos relacionados a proyectos hoteleros muy grandes, en proceso de desarrollo. También es lindo que se nos están empezando a acercar clientes en relación al espectáculo o la espectacularidad del producto por fuera de lo hotelero o gastronómico, espacios de concierto, discotecas. Entonces, en ese sentido, el estudio está como abriendo la posibilidad de explorar caminos nuevos, entonces ir alimentando eso está bueno. Y esto nos está pasando ahora. Tienen la primicia.

LM: Cuando uno crea un espacio que requiere y necesita de vivirse una experiencia y bueno entra todo lo que sea comercial en el sentido de querer vender el espacio; entonces –como dice Fer–, edificios, torres que necesitan un concepto, son edificios que necesitan de un amenity activo, que lo que se viva ahí es como lo que pueda pasar en un hotel; todo lo que es la estética que pueda ocurrir en ese edificio se activa de la misma forma que se puede vivir un restaurante. Por ejemplo, Osten, ahora está Osten Tower, todo lo que pasa en un lugar ahora tenemos el ejercicio de llevarlo a un edificio, después están los espacios comunes, los interiores. Por eso es medio esta versión de hoteles, del ejercicio que hicimos con los hoteles lo hicimos con el espacio residencial pero sobre áreas comunes.

FH: Estamos relacionados con el mundo hotelero de grandes cadenas que nos empiezan a descubrir y empezando a hacer los primeros ensayos juntos.  

CS: ¿De qué manera las empresas pueden acercarse o comunicarse para acercarles un proyecto?

LM: Por mail está bien.

FH: En el Instagram y en la página web.

 

“La buena arquitectura es abierta, abierta a la vida, abierta a mejorar la libertad de cualquier persona, donde cualquiera puede hacer lo que necesita hacer” (Anne Lacaton).

 

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