Correctora de Papel sabe que da un poco de pereza utilizar los signos de interrogación y exclamación al inicio y al cierre... ¿Cuántas veces vemos oraciones exclamativas o interrogativas con un solo signo? ¡Hasta parece que está bien así! Es que queda cómodo estar escribiendo y al final poner (!) o (?). También, es más fácil escribir sin tilde o con faltas de ortografía. Lo que no se piensa es que todo esto va en detrimento de nuestra lengua... Así que a agarrar el diccionario o consultar páginas confiables de la web para hacer un pequeño esfuerzo, y ¡a mejorar el lenguaje! Y estén atentos que hay algunos casos excepcionales en los cuales se pueden evitar alguno de los signos.
Los invitamos a leer este artículo en el cual les contamos cómo fue la génesis de estos pintorescos signos.
El signo de interrogación o punctus interrogativus es una de las aportaciones carolingias al sistema clásico de puntuación. En su origen era un signo simple que marcaba el final de los enunciados interrogativos y también de los exclamativos. En España, es uno de los signos comúnmente admitido por los ortógrafos del Siglo de Oro, incluso por aquellos que, como Nebrija, defendían un sistema binario de puntuación.
Más tardía es la aparición y difusión del signus admirativus o exclamativus, o signo de exclamación, desarrollado por los humanos italianos en el siglo XIV, al igual que los paréntesis o el punto y coma. Aparece en los tratados ortográficos españoles a principios del XVII, pero en esa época todavía es común utilizar en su lugar el signo de interrogación.
La práctica de escribir el signo de apertura de interrogación y exclamación, rasgo exclusivo de la lengua española, no empieza a recomendarse en la ortografía académica hasta 1754, aunque su generalización en los textos impresos será más tardía.
En la escritura actual, los signos de exclamación y de interrogación son signos dobles; así pues, deben colocarse de forma obligatoria al comienzo y al final de la secuencia correspondiente: ¿Qué hora es?; ¡Qué alegría! Es incorrecto suprimir los signos de apertura (¿!) por imitación de otras lenguas en las que únicamente se coloca el signo de cierre: Qué hora es?; Qué alegría verte! Tampoco deben omitirse estos signos cuando preceden a una letra capitular: ¿Cuál es el origen del universo? Investigadores procedentes de los cinco continentes se han reunido estos días en Bogotá para debatir...
Los signos de interrogación y de exclamación se escriben pegados a la primera y a la última palabra del periodo que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen; pero, si lo que sigue al signo de cierre es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos:
Vamos a ver... ¡Caramba!, ¿son ya las tres?; se me ha hecho tardísimo.
Únicos casos en los que se usa el signo de cierre:
a) Se utilizan los signos de cierre escritos entre paréntesis para expresar duda (los de interrogación) o sorpresa (los de exclamación) no exentas, en la mayoría de los casos, de ironía:
Tendría gracia (?) que al final se saliera con la suya.
Ha terminado los estudios con treinta años y está tan orgulloso (!).
b) Cuando el sentido de una oración es interrogativo y exclamativo a la vez, pueden combinarse ambos signos, abriendo con el de exclamación y cerrando con el de interrogación, o viceversa: ¡Cómo te has atrevido? / ¿Cómo te has atrevido!; o, preferiblemente, abriendo y cerrando con los dos signos a la vez: ¿¡Qué estás diciendo!? / ¡¿Qué estás diciendo?!
c) En obras literarias, así como en textos con fuerte carga expresiva, como los publicitarios o los propios de registros informales, es posible escribir dos o tres signos de exclamación para indicar mayor énfasis en la expresión exclamativa: ¡¡¡Traidor!!!
d) Finalmente, fuera de estos usos expresivos o enfáticos, es frecuente el empleo de los signos de interrogación en la indicación de fechas dudosas, especialmente en obras de carácter enciclopédico. Se recomienda colocar ambos signos, el de apertura y el de cierre: Hernández, Gregorio (¿1576?-1636), aunque también es posible escribir únicamente el de cierre: Hernández, Gregorio (1576?-1636). Cuando se desconoce alguno de los datos, suele consignarse en su lugar una interrogación de cierre: Fray Miguel de Salinas (?-1577).
Fuente: Correctora de Papel
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