Por María Luisa García Moreno
Si no has
leído La Odisea, de Homero, seguramente has tenido la oportunidad de acercarte
a esta interesante obra de la literatura universal a través de alguna
historieta, animado o película, de modo que la historia de Ulises u Odiseo,
alejado de Ítaca, su tierra natal, por una venganza de los dioses, no debe
resultarte del todo ajena.
Una de los
personajes más conocidos de esta epopeya es Polifemo, el gigantesco cíclope,
que apresó a Ulises y sus compañeros para devorarlos sin piedad. Para huir,
tuvieron que cegarlo, clavando en su único ojo, una enorme estaca; entonces
pudieron ocultarse bajo las ovejas y escapar, cuando estas salieron a pastar.
La palabra
cíclope es un término compuesto, que procede del latín ciclops, y este, a su
vez, del griego kyclos, ’círculo’, más óops, ‘ojo’. En la mitología
griecolatina, los cíclopes eran criaturas de estatura y fuerza descomunales
cuyo nombre se debe al único ojo, grande y redondo, que llevaban en medio de la
frente, con el cual lograban una visión panorámica.
Lo curioso en
materia de idiomas —para que veas qué curiosas resultan las asociaciones
lingüísticas— es que de ciclops también se derivan ciclo, cíclico y además
ciclón, en clara alusión a los remolinos del huracán y a su ojo o centro. De
igual forma, integran esta curiosa familia ciclismo, ciclista y bicicleta —esta
última compuesta por el elemento compositivo bi- más ciclo, ‘círculo’.
Ahora y no
solo entre nosotros, pues se usa también en Colombia, por ejemplo, ha aparecido
el término bicitaxi —acrónimo (vocablo formado con las iniciales o elementos de
dos o más palabras), de bicicleta y taxi (acortamiento de taxímetro)—. Sin
embargo, el término bicitaxi no está muy bien formando, pues los vehículos
empleados para esta función no son en realidad bicicletas, sino triciclos, pues
tienen tres ruedas. Se ha propuesto que se les llame ciclotaxis, voz mucho
mejor conformada; pero ¿prenderá esta propuesta o se mantendrá bicitaxi,
vocablo ya extendido en el uso?
Así son las
cosas del idioma: recuerdo que cuando apareció el concepto de medio ambiente
fue también muy criticado, porque medio y ambiente son sinónimos y la palabra resulta
redundante; pero se quedó. ¡Ah! Y debes escribirla así: medioambiente.
Así ves, que
desde tiempos antiguos las palabras llegan, se mantienen o cambian; pero
enriquecen nuestra lengua.
Fuente: Revista Pionero, Cuba,
septiembre 2013.
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