Confort. Aunque
existen desde antiguo en español el verbo confortar (‘dar
ánimo, vigor o consuelo’) y el adjetivo confortable (‘que
conforta o anima’), el sustantivo masculino confort se
introdujo a mediados del siglo xix a
través del francés, con el sentido de ‘comodidad o bienestar material’: «Del
confort de las habitaciones del Rambag volví a la austeridad de mi celda» (Leguineche Camino [Esp.
1995]).
En consecuencia, el
adjetivo confortable pasó también a significar, desde ese
momento, ‘que proporciona confort o comodidad’: «El hombre estaba
sentado en un confortable sillón» (Contreras Nadador [Chile
1995]). Aunque se trata de un galicismo asentado, no hay que olvidar que
existen en español voces sinónimas como comodidad o bienestar.
2. En español confort es
palabra aguda (pron. [konfórt]), como su étimo francés; así pues, deben
evitarse tanto la grafía anglicada comfort como la
pronunciación llana [kónfort].
3. No debe usarse
la forma disconfort como sinónimo de incomodidad, molestia o malestar, como se hace a veces por influjo
del inglés discomfort.
Fuente: Real Academia Española
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