“Apóstrofe” y “apóstrofo”

Es fácil encontrar confusiones, incluso a niveles universitarios, entre estas dos palabras: “apóstrofe” y “apóstrofo“. Aunque, como es predecible, ambas tienen una etimología común, en español —no así en otras lenguas como en inglés, que tiene una sola palabra para ambos significados— tienen dos significados bien distintos.
El apóstrofo es el signo ortográfico, similar a una comilla simple ( ‘ ), que en español casi ha dejado de usarse y que antiguamente se empleaba para marcar la elisión de alguna letra, al “fusionarse” con otra. Sí es de uso corriente en otras lenguas como el inglés, el francés, el italiano… El Diccionario panhispánico de dudasofrece una completa entrada sobre sus usos.
Etimológicamente, la palabra griega de la que deriva “apóstrofo” era femenina, aunque en español se ha hecho masculina por la terminación en -o: “el apóstrofo”.
El apóstrofe es una figura retórica consistente en la “invocación vehemente a una segunda persona” (DPD). También puede emplearse con el significado de “insulto”. En el siguiente ejemplo, lo destacado en negrita es propiamente el apóstrofe:
¡Aléjate del yo, Simón, y créeme! ¡El yo quema!
MFoix Quincena [Esp. 1988]
Aunque “apóstrofe” es, etimológicamente (del griego), de género femenino, en español es de género ambiguo: puede emplearse tanto en masculino (“el apóstrofe fue largo”) como en femenino (“la apóstrofe fue larga”).
Como regla mnemotécnica para diferenciar ambas, puede recordarse que el apóstrofe es similar al aparte, y que ambas palabras terminan en -e.
Ya se ha dicho que ambas palabras tienen una etimología común; de hecho, en griego antiguo podían utilizarse indiferentemente para ambas palabras para referirse a lo que en español llamamos “apóstrofe”. De forma básica, la raíz significaría “rechazar”, “apartarse”, “girarse”, etc. De este significado primario se haría la diferencia: un significado de “rechazar una letra” y otro de “girarse hacia el público para hablar con él”.


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